Retratos

Cristina Fernández Núñez quiere ir a Japón pero lo cierto es que su pintura vive allí.
Al igual que el japonés Tunichino Tanizaki exploró en “El elogio de la sombra” la relación entre esta, lo tenue y el contraluz, la plástica de la viguesa no puede entenderse sin tales elementos, en torno a los que la obra de la autora bascula. Así, en dicho sentido la concepción de la sombra en su obra responde más a una perspectiva oriental -donde la sombra es venerada- que occidental.

“Retratos” toma el testigo de “Portraits”, exposición celebrada en la La Pared Roja de Fábrica en Madrid, donde la pintora jugaba con el concepto de retrato proyectando la sombra de diferentes plantas recortadas sobre el papel. Ahora, aquellas formas toman cuerpo y volumen de forma más real respondiendo a un nuevo giro. Cristina presiona el botón del obturador y de pronto su pintura -“voilà”- se hace sensible a luz, el formato se agranda y el color cobra protagonismo. Surgen sus retratos “polaroid”.

Su nuevo vocabulario alcanza su plenitud en el lienzo “Japón”, rico en volumen, luz y color. Parece resultado de una suerte de “utsuroi”, palabra japonesa que alude a la secreta relación entre la luz y la sombra. Ámbitos que Fernández Núñez conoce mejor que nadie.

Lucía C.Suárez
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